Somos un grupo de Iglesias que, por la misericordia de Dios, entendemos que Su Plan Eterno se suscribe para este tiempo presente en el establecimiento de Iglesias Locales por medio de santos que orgánica y fielmente se reúnen con el fin de edificarse; teniendo como meta alcanzar la plenitud del varón perfecto por medio de la unidad de todos los miembros y la aportación que, conforme a la gracia que Dios ha distribuido a cada uno, resulta en beneficio para los demás.

Hace algunos años tomamos la decisión de empezar a re aprender lo que el Señor nos dio por medio de la revelación contenida en el Nuevo Testamento. La mayoría de las iglesias que conformamos esta área de trabajo apostólico fuimos establecidas dentro de la esfera de la iglesia institucionalizada, allí aprendimos a ser iglesias bajo principios de tradición religiosa. Por muchas circunstancias que el Señor mismo provocó a nuestro Apóstol Marvin Véliz, él quedó totalmente fuera de la esfera institucionalizada donde sirvió al Señor por más de quince años; en esa crisis de fe y ministerio entendió lo que Dios nos enseña por medio de los apóstoles que Él usó para el establecimiento y desarrollo de Sus Iglesias en cada localidad. De allí en adelante, el Señor le llamó al apostolado revelando a su vida lo que es el misterio de Dios: “Cristo y la Iglesia”. Ahora entendemos que, básicamente, el Cuerpo de Cristo lo conforman los santos que se esfuerzan para contribuir a la edificación del mismo.

El Señor nos mostró que no podíamos ser iglesias bajo nombres puestos por los hombres, que no había hombres puestos institucionalmente para coordinar y dirigir la iglesia, y que no podíamos fundamentar la Iglesia sólo en el mensaje de un hombre sino en la participación de todos los miembros, según lo que cada uno recibe del Señor. Así hemos venido saliendo de un sistema religioso y adaptándonos a muchas cosas que poco a poco nuestro hermano ha ido entendiendo y compartiendo con cada una de las iglesias.